Bueno, aquí estoy ante una hoja en blanco para escribir algo. La verdad es que no sé de qué hablar. Ahora mismo estoy en el trabajo y de momento creo que va a ser un día tranquilo pues para empezar no viene el cabrón de mi jefe.
Hoy, cuando me levanté, estaba Adriana, mi hija pequeña, dormidita en mi cama y cuando me había vestido y me iba, entreabrió los ojitos por un instante y me miró y me sonrió de una manera que no olvidaré jamás. Me acerqué a acariciarla y besarla y se volvió a quedar dormidita (aunque no creo que haya durado mucho).

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